lunes, 18 de mayo de 2015

¿El tamaño importa?


De ser validado suficientemente, dicho estudio podría llegar a resolver un debate científico muy complejo sobre las relaciones entre el concepto de inteligencia y el tamaño cerebral, que permanece abierto desde hace mucho tiempo. Desde que en 1836, el anatomista y fisiólogo alemán Frederick Tiedmann escribiera que existe "una conexión indiscutible entre el tamaño del cerebro y la energía mental desplegada por cada hombre", los investigadores han estado buscando evidencias biológicas que permitieran demostrar dicha sentencia.

"Para todas las edades y los géneros hay actualmente muchas evidencias de que el volumen del cerebro y la inteligencia se encuentran relacionados", sostiene Michael A. McDaniel, científico que lidera el grupo de investigación que ha realizado el estudio. McDaniel ejerce de psicólogo laboral en tareas de selección de personal, especializándose particularmente en los estudios de inteligencia y de otras señales de predicción del rendimiento laboral.

El estudio parece ser el mejor que se haya realizado hasta ahora en su tipo, elaborando conclusiones a partir de veintiséis trabajos previos de investigación, la gran mayoría recientes, y de carácter internacional. El notable incremento en el uso de Resonancia Magnética para mediciones del cerebro que se ha registrado en los últimos cinco años, ha puesto a disposición de los investigadores un importante caudal de datos precisos relativos al volumen cerebral, no disponibles antes de la invención de esta técnica, y que pueden ser cotejados con los resultados de tests de inteligencia.

McDaniel encontró que, en promedio, la inteligencia se correlaciona directamente con el tamaño del cerebro. La misma fue medida con tests de inteligencia estandarizados, los cuales tienen una importancia sumamente grande en las vidas de las personas, ya que a menudo se utilizan para predecir a qué universidad podrán ir o qué tipo de trabajo les resultará más fácil obtener por sus aptitudes.

Los críticos de estos estudios sostienen que las pruebas realizadas son inexactas y que resultan irrelevantes en el contexto del mundo real y cotidiano.

Sin embargo, McDaniel se defiende: "Cuando la inteligencia se encuentra correlacionada con una realidad biológica como el volumen cerebral, se vuelve muy difícil argumentar que la inteligencia humana no puede ser medida, o que las puntuaciones obtenidas no reflejan algo significativo".



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