Los lóbulos frontales son los
encargados de razonar,de defender nuestras ideas, de modular nuestras emociones
y de hacer planes. Se han asociado aspectos de la forma de ser y del carácter y
el juicio moral con el lóbulo moral. También se han observado muchos casos de
personas con tumores o lesiones en esta región a los que cambia su forma de
ser, volviéndose irresponsables, con malos modales, inconstantes, incapaces de
distinguir entre el bien y el mal, o de sentir emociones.
Bajo los lóbulos frontales está
los lóbulos parietales. Cada lóbulo parietal incluye un área llamada córtex
somatosensorial, justo debajo del surco que lo separa del lóbulo frontal. Al
igual que en el córtex motor cuando se estimulaban diversos puntos de esta área
los pacientes describían sensaciones como si les tocasen en varias partes de su
cuerpo. Así pues, se puede trazar un mapa del córtex somatosensorial, con la
boca y la cara cercana a las sienes y las piernas y los pies en la parte
superior de la cabeza. Los lóbulos parietales son los que reciben la
información de las sensaciones del gusto, tacto, de la presión, de la
temperatura y del dolor.
El circuito del dolor se compone
de tres partes:
1- En la mayor parte de los órganos y sistemas del cuerpo
existen nociceptores o receptores del dolor. A nivel cutáneo existen dos tipo:
los A-d, de transmisión rápida, y los C, con velocidad de conducción mayor.
2- Después de penetrar en la médula espinal por las raíces
dorsales, las fibras del dolor terminan en las neuronas del asta dorsal. Otras
neuronas conducen la señal dolorosa al lado opuesto de la médula y la guían por
el tracto espinotalámico hasta el cerebro.
3- El estímulo alcanza el tálamo, que actúa como la torre de
control de un aeropuerto. Desde aquí la señal nociceptiva viaja a diferentes
zonas del cerebro: hipotálamo,sistema límbico y corteza. Estas zonas aumentan la
vigilancia y controlan las reacciones emocionales, la vaporización cognitiva
del dolor y las medidas para atajarlo.
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